
Cada 15 de febrero se conmemora el Día Internacional contra el Cáncer Infantil, una fecha muy importante que nos invita a reflexionar sobre la realidad de los niños que enfrentan esta dura enfermedad. Aunque el cáncer infantil no es un tema pedagógico en sentido estricto, la realidad es que los pedagogos y psicopedagogos desempeñamos un papel esencial en el bienestar académico y emocional de estos niños. Como profesionales de la educación, tenemos la responsabilidad de crear entornos de aprendizaje que sean flexibles, inclusivos y adaptados a sus necesidades, brindándoles el apoyo necesario para que su experiencia escolar sea lo más positiva posible, incluso en medio de las adversidades.
El cáncer infantil, aunque es una enfermedad devastadora, tiene una tasa de curación relativamente alta en comparación con otros tipos de cáncer. Sin embargo, los niños que lo padecen suelen experimentar largas hospitalizaciones, tratamientos intensivos y un sufrimiento físico y emocional que impacta no solo en su salud, sino también en su vida social y académica. En este contexto, es fundamental que las escuelas y los psicopedagogos actúen para facilitar su integración en el ámbito escolar y brindarles herramientas tanto emocionales como académicas que les permitan sobrellevar la enfermedad con el menor impacto posible.
Adaptaciones académicas: ofreciendo un aprendizaje flexible
Uno de los aspectos más difíciles para los niños con cáncer es la interrupción de su proceso educativo. Los tratamientos médicos, como la quimioterapia o la radioterapia, pueden causar efectos secundarios como fatiga extrema, pérdida de concentración y, en algunos casos, afectación cognitiva temporal. Esto hace que los niños se ausenten de la escuela durante largos períodos, lo que genera una desconexión con su grupo de compañeros y una sensación de quedarse atrás en el aprendizaje.
Como psicopedagoga, mi recomendación es implementar adaptaciones académicas personalizadas que permitan a estos niños continuar aprendiendo, aunque no puedan asistir a la escuela con regularidad. Algunas de las estrategias que podemos implementar incluyen:
- Planes de estudio personalizados: Trabajar en colaboración con los maestros para establecer objetivos académicos alcanzables y adecuados a las necesidades de cada niño, teniendo en cuenta los días de ausencias y los ritmos de aprendizaje más lentos que puedan experimentar debido al tratamiento.
- Clases virtuales o tutorías personalizadas: En muchos casos, la tecnología puede ser una herramienta fundamental. Ofrecer tutorías en línea o clases a distancia puede ser una excelente manera de mantener el contacto con los contenidos académicos mientras el niño se recupera o se encuentra en tratamiento. Las clases deben ser flexibles, con horarios ajustados a las necesidades físicas y emocionales del niño.
- Flexibilidad en los plazos de entrega: Es fundamental que los docentes y psicopedagogos comprendan que los niños con cáncer no pueden seguir el ritmo de trabajo habitual. Por lo tanto, ofrecer plazos flexibles para la entrega de tareas y exámenes es esencial. Además, es importante evaluar el progreso de manera holística, considerando el contexto emocional y físico del niño, y no solo su rendimiento académico.
- Uso de materiales visuales y adaptados: Algunos niños pueden tener dificultades para concentrarse o leer durante el tratamiento, por lo que utilizar recursos visuales, grabaciones, videos y materiales multimedia puede ayudarles a seguir el aprendizaje de manera más accesible.
Apoyo emocional: la importancia de un ambiente seguro y empático
Además de las adaptaciones académicas, uno de los pilares fundamentales es el apoyo emocional. El cáncer infantil no solo afecta la salud física, sino que también puede provocar sentimientos de ansiedad, miedo y tristeza. Los niños que padecen cáncer pueden sentirse aislados, incomprendidos o diferentes a sus compañeros, especialmente si tienen que ausentarse de la escuela durante largos períodos.
Desde la psicopedagogía, nuestro rol es crear un entorno de apoyo emocional que les permita sentirse seguros y comprendidos. Algunas de las estrategias más efectivas incluyen:
- Fomentar la comunicación abierta: Es fundamental crear un espacio donde los niños puedan expresar cómo se sienten respecto a su enfermedad, a su regreso a la escuela o a sus dificultades académicas. A través de juegos, actividades creativas o sesiones de terapia, podemos facilitar que los niños se expresen sin temor a ser juzgados.
- Apoyo psicológico individualizado: Además de la intervención psicopedagógica, algunos niños pueden necesitar acompañamiento psicológico especializado para manejar sus emociones y afrontar la ansiedad, la depresión o el miedo. La psicoterapia o el asesoramiento emocional pueden ser fundamentales para proporcionarles las herramientas necesarias para lidiar con las dificultades emocionales que surgen en este proceso.
- Crear un ambiente inclusivo: Los compañeros de clase juegan un papel muy importante en la adaptación de un niño con cáncer. Fomentar la empatía y el respeto dentro del aula es esencial para evitar situaciones de aislamiento o bullying. Promover actividades de sensibilización en la escuela, como charlas o talleres sobre el cáncer infantil, puede ayudar a que los demás estudiantes comprendan mejor lo que está viviendo su compañero y se muestren más comprensivos y solidarios.
- Atención a la familia: El apoyo emocional no debe limitarse solo al niño, sino que debe extenderse también a su familia. Los padres de un niño con cáncer suelen experimentar una carga emocional y física considerable. Es importante ofrecerles orientación, asesoramiento y apoyo durante todo el proceso, de modo que también puedan estar preparados para brindar el mejor apoyo posible a su hijo en el ámbito escolar.
El trabajo colaborativo: familia, escuela y profesionales
Una de las claves para el éxito en la integración educativa de los niños con cáncer es el trabajo colaborativo entre familia, escuela y profesionales. Los psicopedagogos desempeñamos un papel fundamental como mediadores entre los distintos actores involucrados. Es esencial coordinarse con los profesores, el personal médico y, por supuesto, los padres, para asegurarnos de que el niño reciba la atención y el apoyo adecuado en todos los aspectos de su vida.
En este sentido, podemos trabajar conjuntamente para elaborar estrategias de intervención pedagógica que tengan en cuenta la salud física y emocional del niño, fomentando su integración en el aula y minimizando el impacto del cáncer en su vida académica.
Reflexión final
El Día Internacional contra el Cáncer Infantil es una fecha para reflexionar sobre el rol que jugamos como educadores y psicopedagogos en el proceso de apoyo a los niños afectados por esta enfermedad. A través de adaptaciones académicas, apoyo emocional y un entorno inclusivo, podemos ayudarles a vivir su proceso escolar con la mayor normalidad posible. No solo se trata de ayudarles a recuperar los contenidos perdidos, sino de brindarles un espacio donde puedan sentirse valorados, comprendidos y acompañados en cada paso de su recuperación.
Nuestro compromiso como psicopedagogos es garantizar que todos los niños, sin importar las dificultades que enfrenten, tengan acceso a una educación de calidad que les permita seguir desarrollándose y creciendo, tanto académica como emocionalmente.